03
DIC
2022
Agua más caliente: menor consumo, menor factura.

La serie 2018-2022 de datos de consumo de agua caliente de nuestra cooperativa arroja algún resultado chocante: El consumo medio por hogar (545 vecinos) cayó drásticamente en 2019, subió en 2020 y 2021, y ha vuelto a bajar en 2022. En concreto, el consumo de 2022 es un 6% inferior al de 2018. Hay dos posibles explicaciones para este comportamiento.
¿Por qué aumenta el consumo en el bienio 2021-2020? Aunque sólo sea una especulación, cabe pensar que el confinamiento y la restricción de acceso a lugares públicos indujeron una mayor permanencia en los hogares (menos desplazamientos por viajes, menor uso de los servicios de centros deportivos, etc.) que se tradujo en un mayor consumo de agua caliente en casa.
Evolución del consumo y facturación por ACS 2018-2022.
2018 | 2019 | 2020 | 2021 | 2022 | |
Consumo ACS* | 20.916 | 18.660 | 22.278 | 22.469 | 19.650 |
Consumo medio | 38 | 34 | 41 | 41 | 36 |
Facturación (€) | 149.340 | 132.911 | 157.266 | 187.978 | 166.744 |
Factura media | 274 | 244 | 289 | 345 | 306 |
* Datos de 545 hogares. El consumo de 2022 es una extrapolación a partir de los datos de los tres primeros trimestres. El dato de consumo total de agua por habitante en la CAPV en 2018 era de 104 litros diarios, lo que elevado a hogares en el ámbito de Bera-Bera equivaldría a 104 m3 anuales.
¿Por qué, en cambio, disminuyó el consumo en 2019 y de nuevo, tras la pandemia, en 2022? Porque el agua se suministra a mayor temperatura que en 2018. Por razones de precaución sanitaria (eliminar el riesgo de desarrollo de la bacteria de la legionela en la red de distribución de ACS) Urberoa elevó la temperatura de suministro del agua en 2019. Obviamente esto implica un coste energético mayor. Pero el usuario obtiene un doble beneficio: primero, mayor seguridad sanitaria; pero además, reduce su necesidad de agua caliente para duchas, etc., ya que por su alta temperatura debe mezclarse con más agua fría que antes.
Puede haber otros dos factores en juego: En primer lugar, un reducción del consumo como ajuste ante la subida de tarifas producida a finales de 2020 (de 7,14€ a 8,5€ el m3). Pero eso no explicaría la reducción que se observa en 2019, sin cambio de tarifas.
O una reducción del consumo por razones ecológicas. Aunque eso se haya podido dar en un número de casos individuales, en conjunto no explicaría que el consumo de 2022 sea más alto que el de 2019.
Tampoco podemos olvidar que la composición de los hogares ha cambiado en un número indeterminado de casos en estos cinco años. En todo caso, la factura del agua caliente en 27% de los hogares ha sido menor en 2022 que en 2019. A pesar del aumento de tarifa…